Partiendo de la base de que los padres tienen libertad para transmitir los
valores que consideren más convenientes para sus hijos, siempre hay algunos
principios que parecen los básicos para una convivencia social en armonía.
Óscar González, profesor y director de la Escuela de Padres con Talento, ha
confeccionado una propuesta que resultará muy útil para empezar. Se trata de una
guía de valores que poco a poco irá configurando nuestra propia escala
de principios a medidas que crecemos.
Pero antes de inculcar a los hijos una serie de valores, los padres deben
plantearse que «es más importante lo que hacemos que lo que decimos», como
aconseja González, y, por tanto, «hay que dar coherencia» a nuestras acciones y
comportamiento. Los padres tienen que dar ejemplo: «no pueden
decir al niño que sea respetuoso con los demás si nosotros estamos
continuamente faltando el respeto a todo el mundo», dice el profesor. Hay
muchos momentos en el día a día de poner en práctica estos valores para que los
hijos alcancen una convivencia en sociedad:
1. La empatía: El niño
tiene que aprender a ponerse en el lugar del otro y entender
cómo piensan y sienten los demás ya que se trata de un valor necesario para la
convivencia.
Pregúntate: ¿Muestras empatía ante los sentimientos de tu hijo?
2. La humildad: Es
necesario que el niño aprenda que no es superior ni a nada ni a nadie en ningún
sentido, a pesar de mostrar seguridad en las capacidades que posee. Vivir con
una actitud humilde le permitirá conocerse mejor, valorar sus fortalezas e
intentar mejorar sus debilidades.
Pregúntate: ¿Eres humilde o por el contrario arrogante o prepotente? ¿qué
ejemplo le muestras a tu hijo?
3. La autoestima: Es
importante que el niño aprenda a valorarse a sí mismo. Esto sirve de base para
educar la empatía. Una buena forma de fomentar la autoestima es a través de una
herramienta muy poderosa: el elogio.
Pregúntate: ¿Elogias continuamente a tu hijo o solo le recuerdas lo que
hace mal?
4. El compromiso: El
compromiso es un valor que demuestra madurez y responsabilidad. Se va
adquiriendo progresivamente con los años. Debemos hacer ver a nuestros hijos el
valor de la palabra dada. No hay nada mejor que dar ejemplo.
Pregúntate: ¿Cumples con tu palabra?
5. La gratitud: Es
importante y valioso que nuestros hijos aprendan a mostrar gratitud. Este valor
va unido a las gratificaciones positivas, por eso es importante que
continuamente reconozcamos a nuestro hijo lo bien que hace las cosas. Y pensad
que la gratitud no se trata solo de dar las gracias, sino que nace del corazón,
de nuestro interior, del aprecio a lo que alguien hace por nosotros.
Pregúntate: ¿Te muestras agradecido ante tu hijo y con los demás?
6. La amistad: Nuestro
hijo debe aprender el valor de la amistad, del afecto mutuo que nace del
contacto con el otro. Aprenderá que el verdadero valor de la palabra amistad va
mucho más allá que un simple click agregando amigos en sus redes sociales.
Pregúntate: ¿Cuidas tus amistades?
7. El optimismo: Es muy
importante que nuestros hijos aprendan a vivir la vida con entusiasmo y
optimismo, buscando siempre el lado positivo de las cosas a pesar de los
reveses que nos presenta la vida. Deben huir del pensamiento negativo que nos
atenaza.
Pregúntate: ¿Te muestras alegre y optimista ante tu hijo o negativo y
pesimista?
8. La paciencia: Nuestro
hijo debe cultivar la paciencia y aprender a diferir gratificaciones huyendo
del «lo quiero aquí y ahora». Esto ayudará a controlar y canalizar su
impulsividad mostrando una actitud paciente y serena frente a la vida.
Pregúntate: ¿Practicas la paciencia en tu día a día?
9. El esfuerzo: Un valor
necesario en la sociedad actual que se caracteriza por la inmediatez y el
mínimo esfuerzo. El niño tiene que aprender que todo lo que quiere conseguir
requiere de un esfuerzo.
Pregúntate: ¿Actúas con esfuerzo en tus actividades y proyectos?
10. La felicidad: Este
debe ser el objetivo de la educación que ofrecemos a nuestros hijos, conquistar
su felicidad y que sean capaces de transmitir y contagiar esa felicidad a los
demás. Para ello es importante cultivar la alegría, el optimismo, el sentido
del humor, etc. Solo aquel que es feliz puede transmitir felicidad.
Pregúntate: ¿Eres feliz en tu vida?
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