¿Qué es comunicación afectiva y
efectiva? ¿En qué medida se relacionan? ¿Cuáles son las habilidades que se
requieren desarrollar? ¿Por qué es necesario desarrollar estas habilidades en
la actualidad? ¿Cuáles son los problemas que se han identificado en la
realidad? ¿De qué forma podemos lograr una comunicación afectiva y efectiva en
el aula?
La realidad educativa y social en la
cual nos situamos en la actualidad ha generado una problemática entorno a
problemas de incomunicación entre pares e intergeneracional. Esto debido en su
mayoría por una incomprensión del otro y de nosotros mismos, por la
preponderancia de una comunicación indirecta a causa de las nuevas tecnologías,
etc. Sin embargo, la finalidad del presente ensayo no es encontrar “culpables”
por el contrario es la de entender y comprender las circunstancias para que, a
partir de ellas, podamos proponer estrategias.
Según (FUERTES ZAVALA, 2009) , La comunicación es básica para establecer
contacto con las personas, para dar o recibir información, para expresar o
comprender lo que pensamos, para transmitir nuestros sentimientos, etc.
Ahora bien, a partir de este concepto podemos extraer los aspectos que debemos
considerar para lograr una comunicación afectiva y efectiva: la atención, la
comunicación intrapersonal e interpersonal, la expresión, la emoción y el sentido
del humor.
No existe maestro que al ingresar al
aula por primera vez no haya experimentado la situación compleja de no saber,
en primera instancia, cómo conseguir la atención de los estudiantes para el
logro de sus aprendizajes. Lo cierto es que esta problemática es muy recurrente
debido a la errada conceptualización de atención como actitud en lugar de una
capacidad a desarrollar. Puesto que, no podemos dar por sentado que nuestros
estudiantes nos prestarán atención solo por el simple hecho de solicitárselo y
más ahora en que la educación va más allá de lo meramente instructivo. Aunque
quizás nosotros no lo hayamos cambiado todavía.
La pregunta que seguramente nos viene
a la mente es qué hacer para desarrollar la capacidad de atención de nuestros
estudiantes para que se vinculen con sus procesos de enseñanza y aprendizaje.
Para responder a ello, habría que primero lograr una comunicación intrapersonal
e interpersonal a través de sus formas de expresiones, de sus emociones, de su
estructura corporal que permitan desarrollar su empatía consigo mismo, con los
demás y con la clase. Solo así conseguiremos que nuestros alumnos le den valor
a sus aprendizajes a partir de las relaciones que establezca con ellos desde su
sentir y su ser.
Según (LABAN, 1987) :
El hombre se mueve para satisfacer una
necesidad con objetivos tangible o intangible. […] La forma y ritmos del
movimiento señalan la actitud de la persona que los realiza en una situación
determinada. Podríamos colegir a partir de lo expresado, que el movimiento
juega un papel importante en la comprensión del ser humano y por ende de
nuestros propios estudiantes y es que como dice (WEIL & TOMPAKOV, 1995) : Nuestro cuerpo es ante todo, un centro de
información para nosotros mismos. Lo cual demuestra el error que como
maestros hemos venido cometiendo en dar mayor énfasis a la comunicación verbal
y no dando el valor e importancia necesaria a la comunicación no verbal que
comprende el 80 % de lo que somos. Pudiendo convertirse en el camino para el
logro de una comunicación efectiva y afectiva.
De acuerdo a (WEIL & TOMPAKOV, 1995) el cuerpo humano es
semejante a la de una esfinge; donde cada parte se corresponde con la del
hombre: El buey se relaciona con nuestro abdomen, el cual al acentuarse,
reflejan nuestra vida instintiva y vegetativa; el león se corresponde con el
tórax, el cual evidencia la vida emocional; mientras que el águila se vincula
con nuestra cabeza, que a través de sus posiciones dan muestra de nuestra vida
mental y espiritual. El conjunto de todos ellos es el hombre. Si bien operamos
con un alfabeto corporal de componentes básicos simples. Estos tienen una
infinidad de mezclas y combinaciones, infinitas variaciones de intensidad y
expresiones corporales. Por lo tanto, conocer el cuerpo humano nos permitirá
como docentes poder comprender los distintos mensajes que de este se deprenden
y así poder identificar las necesidades de nuestros alumnos.
La complejidad del lenguaje no verbal,
que como hemos señalado es fundamental para la comprensión de nuestros
estudiantes, no solo radica en los movimientos del cuerpo o en sus ocho
acciones básicas (LABAN, 1987) :
golpear, flotar, presionar, deslizar, exprimir, golpetear, azotar y salpicar. Sino
también en su estructura: peso, volumen, velocidad, energía y altura. Ahora
bien, ¿cómo podremos identificarlos en nuestros estudiantes?: a través del
juego y las dinámicas que desarrollemos en clase.
Si bien debemos partir del juego;
nuestra finalidad debe ser las dinámicas. El porqué es que mientras el primero no
tiene objetivos definidos. El segundo, sí tiene objetivos establecidos.
Resultando más útil para alcanzar una comunicación afectiva y efectiva dentro
del quehacer educativo de nuestra aula y de la escuela.
El humor debe ser parte del proceso de
interacción en el aula porque permite generar un estado de gracia cuyo fin
máximo es la felicidad y que se expresa en los momentos gratificantes del ser
humano. Nuestros alumnos necesitan estar felices para que el aprendizaje, más
que significativo, sea gratificante. Sin embargo, no debemos caer en lo cómico
que conlleva a la burla, el sarcasmo y la ironía. La cual produce dolor.
Según (FREINET, 1969) : la
inteligencia es esa facultad que poseen algunos seres, de conservarse
particularmente permeables a las enseñanzas de la experiencia, de orientar sus
tanteos exploratorios, que dejan así de ser exclusivamente mecánicos. En
otras palabras, la inteligencia del ser humano se desarrolla a partir de las
experiencias, de los errores, que se van produciendo en cada individuo. También
señala que: Uno de los grandes errores
que cometen todavía los padres y educadores es suponer que la educación formal,
verbal y hasta sensitiva, puede obrar de alguna manera en la formación de la
personalidad y que basta hacer observaciones al niño, explicarle las razones
posibles de sus actos, hacerle comprender su equivocación e irracionalidad de
su comportamiento para rectificar una línea defectuosa. […] En cambio, lo que
sirve son los hábitos vitales que se den, los ejemplos de orden, disciplina,
desinterés, respeto, rectitud, dedicación a la comunidad con que se impregne la
vida escolar. De esto llevarán la marca los alumnos y no de las adquisiciones
intelectuales y formales de que los provea. Es decir, nuestros estudiantes
desarrollan sus aprendizajes a través de la comunicación no verbal que se
manifiesta a través de las experiencias y de los ejemplos que recibe y que al
final de cuentas influirán en la determinación de su personalidad.
Seguramente, ya en este momento, surge
la necesidad de explicitar lo que significa una comunicación afectiva y
efectiva. Partiendo de lo que se ha señalado en líneas superiores, podemos
definir la comunicación afectiva como aquella que parte de la comprensión del
otro, a partir no solo de las emociones o sentimientos sino también de sus
expresiones no lingüísticas que las
complementan. En cuanto, a la comunicación efectiva, entiéndase como el fin del
proceso. En el cual, las acciones realizadas han permitido lograr una verdadera
conexión (empatía) entre los estudiantes, entre los estudiantes y el docente,
entre los estudiantes y sus aprendizajes.
En conclusión, el desarrollo de una
comunicación con énfasis en los elementos no verbales: movimientos,
expresiones, emociones, experiencias, etc., permitirán el desarrollo de
habilidades como la atención y concentración en sus procesos de enseñanza y
aprendizaje. Los cuales se enmarcan dentro de un entorno comunicativo afectivo
y efectivo. Haciendo de la educación una necesidad propia de cada individuo y
de su colectividad.
Lic. Fredd Tipismana
Bibliografía
- FREINET, C. (1969). La psicología sensitiva y la educación. Buenos Aires: Editorial Troquel.
- FUERTES ZAVALA, P. (mayo de 2009). Colegio María Alvarado - Departamento de Psicología. Obtenido de http://www.lhs.edu.pe/psicologia/Com_afect_efect.pdf
- LABAN, R. (1987). El dominio del movimiento. Madrid: Fundamentos.
- WEIL, P., & TOMPAKOV, R. (1995). El cuerpo habla. El lenguaje silencioso de la comunicación no verbal. Santa Fe de Bogotá: San Pablo.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario