1. No se comprende que la
innovación parece muchas veces una herejía
¿A qué profesor que intente
introducir cambios reales no le han cuestionado, aislado e incluso amonestado?
Son muy pocos los profesionales del aprendizaje que han contado con la
oportunidad y el apoyo de una comunidad entera, especialmente de la dirección,
comprometida con el cambio. Algunos colegios, institutos y
universidades deberían comprender que hacen publicidad engañosa cuando dicen
que tienen la innovación como valor, pero después amonestan a los
profesores que se alejan de las prácticas educativas tradicionales. La
innovación muchas veces parece una herejía y los innovadores son vistos
como herejes por los conservadores que aún siguen pensando que las
únicas soluciones posibles están en el paradigma anterior.
Ejemplo:
“A la profesora X le insistieron durante su entrevista de trabajo en un
colegio privado que buscaban profesores muy comprometidos con la innovación.
Sin embargo, desde un principio le reprendieron que sus alumnos se rieran
estrepitosamente en el salón, que los sacara al pasillo a hacer dinámicas
durante la clase y que les dejara decidir a ellos el método de evaluación de la
asignatura. Hasta que un día se lo prohibieron definitivamente. X entró a
trabajar al colegio muy entusiasmada, pero se ha ido dejando de identificarse
con él progresivamente y ahora se siente desmotivada”.
Esta es una confusión muy
habitual, pensar que introduciendo ipads o herramientas digitales a la clase ya
estamos innovando. La innovación no consiste en la tecnología sino en
cómo se usa. Profesores que utilizan nuevas tecnologías para dar la clase
de siempre no están innovando. Por eso muchas escuelas y universidades
están utilizando herramientas muy poderosas, pero no ha cambiado absolutamente
nada, porque están desaprovechando todo su potencial al no permitir que
transformen las prácticas tradicionales y las sustituyan por la nueva forma de
aprender que implican estas herramientas digitales.
Ejemplo:
En el colegio Y repartieron ipads para todos los alumnos y profesores…
pero está prohibido que utilicen internet. Cuando los alumnos hacen alguna
tarea en un app de su ipad, tienen que pasar de uno en uno con la profesora
para que ésta lo corrija porque no pueden compartirlo con ella
sin internet. Les desconectan en la era de la desconexión, y así
aseguran que les están preparando para su futuro.
3. La innovación
depende más de una cultura organizacional que de una decisión puntual
Las empresas innovadores han generado
culturas abiertas y flexibles, en las que trabajadores empoderados colaboran
horizontalmente con líderes que saben generar espacios de participación,
involucrar a toda la comunidad y entusiasmar con una visión compartida del
cambio. Las organizaciones educativas, sin embargo, pretenden
ser innovadoras manteniendo estructuras jerárquicas piramidales y estilos de
liderazgo autoritarios. La innovación no está reñida con la disciplina
(generada asertivamente, empoderando a las personas), pero sí con el
autoritarismo. Los valores no se cumplen porque lo repitamos mil veces,
sino porque los vivamos en el día a día.
Ejemplo:
En el instituto W los alumnos llevan uniforme color azul marino. Está
prohibido el uso de complementos como gorras o de calzado que sea zapato. Hay
reglas que regulan el tipo de peinado que pueden llevar los alumnos. Los
profesores van con traje y corbata como requisito obligatorio. Las paredes son
de color blanco y los carteles se limitan a las áreas habilitadas para ello.
Las sillas están ordenadas en hileras impecables. En la publicidad del
instituto se asegura que su misión es “generar profesionales innovadores, que
aporten nuevas soluciones para transformar la sociedad positivamente”.
4. La innovación lo es
por aportar valor de una forma diferente a alguien
Innovar no es hacer cosas nuevas,
divertidas, creativas, diferentes o espectaculares sin más. La innovación es un
cambio, una forma nueva de hacer las cosas, una mezcla de cosas que no se había
dado antes… que aporta valor al alumno, al proceso de
aprendizaje, a la comunidad educativa, a la comunicación, a la organización,
etc. La innovación cubre una necesidad educativa de forma más eficiente que
antes, y el usuario (alumno, profesor, directivos, administrativos, etc) lo
encuentra útil y por eso lo usa. Si tienes que meter con calzador una
“innovación” para que tus alumnos la usen y al final la acaban odiando, no es
una innovación, es una imposición, por muy nueva que sea.
Ejemplo:
El profesor B se considera muy innovador porque utiliza Twitter en sus
clases. Obliga a los alumnos a abrir una cuenta y twittear enlaces sobre una
serie de temas, utilizando determinados hashtags. El profesor no entiende por
qué los alumnos hacen su tarea de Twitter a última hora, rápido, sin ganas, sin
entusiasmo y con el mínimo esfuerzo. La mitad de las veces tiene que
amenazarles con una sanción para que lo hagan.
5. La innovación tiene
que ver más con las personas que con los procesos
Las empresas innovadoras
invierten mucho tiempo u otros recursos en gestionar el cambio de manera eficaz
(comunicación bidireccional, empoderamiento, sentimiento de pertenencia,
participación, etc.). Las organizaciones educativas toman decisiones
desde arriba y se limitan a informar hacia abajo del cambio, esperando que
éste se produzca milagrosamente. Cuando no lo consiguen, diseñan cientos de
procesos rígidos y se limitan a revisar que se cumplan, olvidando que lo
importante son las personas que tienen que realizar esos procesos, y la
convicción, el compromiso, el entusiasmo y el sentido con que los realizan.
Ejemplo:
En la universidad Z se invirtió mucho dinero en implementar una
plataforma digital que fue anunciada como la octava maravilla educativa, que
transformaría por completo el aprendizaje y la comunicación dentro de la
universidad. No se consultó a ningún docente antes de decidir su uso. El día
que se comunicó, la información fue unidireccional y duró menos de 5 minutos.
La “capacitación” sobre el uso de la plataforma fue exclusivamente técnica y
duró menos de 5 minutos. Un año después, más del 90% de alumnos y
profesores la odia. Muchos no le han encontrado sentido al cambio. La
utilizan lo menos posible y no ha producido ningún cambio relevante dentro de
la organización, más allá de la resistencia que ha generado en todos. La
dirección sigue sin comprender el motivo, lo achaca exclusivamente a la
irresponsabilidad de los profesores.
La gente no innova por
obligación, sino por entusiasmo. La gente no innova en contextos rígidos y
cerrados, sino en organizaciones abiertas y participativas. Cuanto
antes comprendan esto las organizaciones educativas, antes dejará la innovación de
ser un simulacro y se convertirá en una realidad.
Fuente: http://conektioblog.com/2014/10/03/innovacion-educativa-vs-simulacro-los-5-errores-mas-comunes-de-las-organizaciones-educativas-que-intentan-innovar/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario